Brasil siempre se ha caracterizado por sus playas y clima
tropical, es por eso que este 5to día ya después de TANTO recorrido, había que
descansar, y que mejor que pasarlo en la playa. De tempranito nos fuimos a
recostar en la playa y disfrutar del sol.
El clima en la playa es bien caluroso, recuerden que estamos
en un periodo en donde el cambio climático nos tiene bien cagados y la verdad
es que el sol pega y pega fuerte. Es importante que lleven mucho bloqueador
solar, ojala uno que sea amigable con el medio ambiente, ya que además de poder
disfrutar sus ricas aguas, hay animales dando vuelta en tus pies, sí, vimos
varios pececitos que pasan por tus pies y además hay varias aves, generalmente
fragatas (Fregata magnificens), que se alimentan de lo mismo, así que
ojo para no contaminar más las aguas, y porque digo “contaminar más”, porque la
verdad es que agua de la playa, no es turquesa como lo pintan los afiches, al
menos en la época en que fuimos turquesa no era, además no está 100% limpia, a
veces yo estaba nadando y de repente aparecía al lado mío una bolsa de plástico,
o basurillas etc. Sorry si les mate la ilusión, pero es lo que vi.
Otra particularidad de las playas de Rio, es que en donde
nos estábamos quedando (Copacabana) hay duchas para lavarte luego de que sales
del mar, como para sacarte la sal supongo yo, pero son súper prácticas, además el
agua no es fría.
Al igual que en algunas playas de la Chile, en Rio las
playas están divididas en sectores, que allá se llaman “posto”, entonces está
el posto 1, posto 2, posto3, etc., hay algunas que son más famosas que otras,
como por ejemplo el Posto 6, que es un sector “exclusivo” gay, lleno de
banderas LGTB y gente con cuerpos envidiables.
Nosotros estuvimos en el Posto 9, ya que era el que nos
quedaba al lado del departamento.
Una vez ya descansado y almorzado, fuimos nuevamente a la
playa si mi memoria no me falla, allá todo vale 20 reales, un copete 20 reales,
unas papas fritas, 20 reales, unos camarones fritos, 20 reales, para que lo
tengan en su presupuesto.
Luego nos fuimos a conocer Ipanema, que estaba relativamente cerca, como a 10 minutos caminando de donde estábamos recién. asi que fuimos para allá, ojo, hasta las palomas se protegen del sol
Luego nos fuimos a conocer Ipanema, que estaba relativamente cerca, como a 10 minutos caminando de donde estábamos recién. asi que fuimos para allá, ojo, hasta las palomas se protegen del sol
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Ya llegada la tarde, teníamos presupuestado ir al famoso Pan
de Azúcar para ver la puesta de sol, etc., lamentablemente llegamos más tarde,
pero eso no quito el hecho de que estábamos en uno de los logares con las
vistas más hermosas que pueden haber de toda la ciudad.
El Pão de Açúcar tiene alrededor de 395 metros de altura y de él se puede ver casi todo
Rio. Si tuviera que elegir qué lugar tiene mejor vista entre el Pan de Azúcar y
el Cristo Redentor, diría sin dudas que el Pan de Azúcar tiene LA MEJOR VISTA
DE RIO. Porque de partida tienes una vista de 360° en comparación al del
Cristo, que solo tiene un mirador que da a una sola parte de la ciudad.
El Pan de Azúcar
tiene más de 600 millones de años, y tomo relevancia turística cuando fue
construido el inigualable teleférico o bondinho. Iniciada su construcción en la
primera década de 1900, fue inaugurado el 27 de octubre de 1912, y rápidamente se
convirtió un único de la ciudad brasileña y ha funcionado ininterrumpidamente
desde esa fecha.
La idea de este teleférico
se le debe al ingeniero brasileño Augusto Ferreira que construyo el teleférico en
dos tramos, el primero en 1912 que unía la calle con el Morro de Urca, y en
1913 se inauguraba el segundo tramo entre el Morro de Urca y el Pan de Azúcar. El
recorrido tiene una extensión de 750 metros aproximadamente.
Para llegar al Pan de
Azúcar tienen nos fuimos en metro, desde Estación Cantagalo hasta Estación
Botafogo de ahí caminar hasta que lleguen a Avenida Pasteur y ahí no se van a
perder, es cosa de mirar hacia arriba y verán el Pan de Azúcar, caminen hasta
la Praça General Tibúrcio y estará la entrada. El ticket sale R$ 80,00 (que son
casi 17 mil pesos chilenos), sí, es harta plata, pero si tienen la ISIC, pagan solo
R$30, así que ojo ahí.
Subir en el bondinho
es toda una experiencia, a pesar de que cada tramo no se demora más de 3
minutos, las vistas son impagables, ojo tienen que cuidar sus tickets porque te
los piden para bajar también.
Lamentablemente,
como llegamos tarde, casi todas las tiendas, restaurantes etc. que hay en el
Morro de Urca estaban cerrados. Solo habían un par y la verdad que no los
pescamos mucho porque había que seguir subiendo.
El segundo tramo es
genial, igual da vértigo por la altura en la que estas, pero al parecer es súper
tranquilo. Así que al llegar arriba ya estaba algo oscuro y pudimos tomar las
fotos que les dejo a continuación.
Definitivamente una de las mejores postales.
Luego conocimos una pareja de jubilados argentinos que amablemente nos encaminaron a casa, nunca pregunté sus nombres, pero bueno, es parte de la experiencia del viaje.
Hasta la próxima.