Hola nuevamente, antes de empezar me gustaría decir que este viaje tuvo muchos inconvenientes, cambiamos el destino varias veces y por ciertas razones personales que prefiero no decir, terminamos de por decidirnos e irnos a Brasil, destino Rio de Janeiro.
Compramos casi todo muy
encima, así que de todas formas los pasajes nos salieron algo caros para lo que
ya habíamos visto en fechas anteriores, fueron $284.000 pesos chilenos (clp),
pero lo bueno es que pudimos ahorrar en una plataforma bien buena. No compramos
un paquete, o fuimos a un hotel, sino que arrendamos un departamento con la página
www.airbnb.cl, de la cual ahora yo soy
usuario también. El arriendo fue lo mejor que pudimos encontrar, nos salió muy
barato, los 10 días que estuvimos en Rio nos salió alrededor de $250.000 clp y
eso dividido en dos, la verdad es que lo encontré muy barato, sabiendo que estábamos
a solo 1 cuadra de la playa de Copacabana.
Bueno, el primer día fue
bastante agotador, ya que el vuelo igual duro harto según yo, e hicimos una
escala en Montevideo donde tuvimos que esperar alrededor de 2 horas antes de
volver a tomar otro avión y llegar a Rio de Janeiro.
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Lo que mas me impresiono al llegar a Rio, es lo gigante que es, de verdad es enorme, arriba del avión al momento de aterrizar se puede ver hasta el horizonte iluminado, de verdad lo que siempre nos muestran en televisión es muy poco comparado con lo que es de verdad. Siempre nos muestran las playas y el comercio, pero para el interior es de verdad gigante. Según el censo 2014, Rio tiene mas de 6 millones de habitantes, pero la verdad es que yo creo que obviamente ahora hay mas.
Al bajarnos del avión tuvimos nuestra primero acercamiento al mundo carioca y buscamos que nos servía para poder llegar a nuestro departamento. Llegamos al Aeropuerto Internacional Antonio Carlos Jobim o Galeāo, que adivinen, también es enorme además de moderno. Tengan en consideración que hay dos aeropuertos en Rio, el que les acabo de nombrar y el Santos Dumont. El Galeāo queda mas lejos de las principales playas, así que el trayecto desde este lugar a Copacabana (lugar donde nos íbamos a quedar) era de 40 minutos aproximados en micro, para llegar del aeropuerto hasta allá, tienen que tomar la línea 2018, y sale alrededor de R$16 reales (brl), que son aproximadamente 3420 pesos chilenos, es algo caro, pero los taxistas cobran mas, y si quieren ir mas cómodos, pueden pedir un UBER también. Ojo, el aeropuerto tiene WiFi
Bueno, la cosa es que
llegamos a nuestro departamento, nos recibió la administradora y la verdad que
el departamento a pesar de que era pequeñito, tenia de todo y además es
bastante te cómodo.
Primera cosa que hicimos
fue ir a la playa, y tuve mi primer contacto con el océano índico, sumergí mis
pies y el agua es maravillosa. A pesar de que la gente encuentra que era
helada, yo la encontré mucho mas tibia que las aguas del litoral central
chileno, aun así, no es tibia tibia, pero tampoco helada, tiene la temperatura
justa para que se vuelva agradable una vez ya que lanzas a un chapuzón. Por suerte
nuestra, a los pies de nuestro departamento hay varios restaurantes y caminando
por la misma calle (Nossa Senhora de Copacabana) habían también lugares donde vendían
jugos y desayunos, tomamos desayuno en el local Espacio Jaky y luego almorzamos
en los restaurantes que estaban bajo nuestro departamento (Nossa Senhora de
Copacabana con calle Francisco Sa).
En fin, después de ir un
ratito a la playa, tomar desayuno, descansar y luego ir a almorzar, fuimos a
nuestro primer destino que teníamos previsto, este fue el Jardín Botánico.
La avenida con Palmeras
Imperiales (Roystonea oleracea, planta proveniente del caribe que fue
plantada por el príncipe regente y por eso tiene ese nombre) llega a dejarte
con la boca abierta ya que las palmeras miden mas de 30 metros de altura.
El Jardín Botánico de
Rio de Janeiro es, adivinen, enorme… tiene mas de 83 hectáreas de bosques y 54
de zonas cultivadas. Tiene una colección de mas de 40 mil plantas. Este lugar
fue primeramente un centro de aclimatación de plantas orientales para su
posterior cultivo, acá se trajeron canela, pimienta entre otros. En este centro
donde también se realiza educación ambiental tiene visitas guiadas en español,
cosa que me enteré después, tiene una pequeña laguna con una gran Palma del
Viajero (Ravenala madagascariensis, planta
que en realidad no es una palmera y debe su nombre porque tiene depósitos de
agua entre sus hojas), además de una gran avenida con palmeras enormes. Tiene un
museo también, que por lo que he estado investigando, está cerrado porque restauración.
Para llegar ahí les recomiendo que vayan en Metro, NUNCA en bus. La calle Rua
Jardim Botânico tiene un tráfico asqueroso, de verdad, siempre hay tacos y
tramos bien cortos se transforman en malas caras por todo el tiempo perdido, de
hecho llegamos casi a la hora de cierre, cuando habíamos salido desde una hora
prudente de nuestro departamento, y gracias al famoso taco o congestión
vehicular, nos quedamos sin poder ir a nuestro segundo destino. Les recomiendo
que vayan a la estación de metro Botafogo y de ahí tomen cual micro (allá los
llaman ônibus) que vaya a Rua Jardim Botânico, ya que la congestión es yendo
hacia el norte, no hacia el sur.
Este parque fue construido
luego de que la Familia Real Portuguesa y toda su corte llegará a Rio de Janeiro en la
primera década de 1800, escapando de las conquistas de Napoleón y de la alianza
franco/española que querían obligar a que Portugal se sumara al bloqueo
comercial que tenían con Inglaterra. En fin una parte de la historia que no tenía
ni la menor idea que había pasado, ni que una familia real europea había vivido
varias décadas en una de sus colonias latinoamericanas. Gracias a esto se creo
el jardín para la aclimatación de plantas como había escrito anteriormente.
Definitivamente el jardín
es una visita que no hay que perderse, la tranquilidad, los espacios públicos,
el verde predominante, el cantar de las aves, la gran altura de los árboles, te
invitan a relajarte, sentarte observar a los cariocas, leer un buen libro, o
simplemente disfrutar del calor, la humedad y del vientecito en la cara.
Como mencioné
anteriormente, se nos hizo bastante tarde y la verdad que no pudimos seguir
recorriendo ese día. Así que nos devolvimos al departamento a descansar (la
micro se demoró años en pasar nuevamente y el trayecto igual se nos hizo
largo).
Nos esperaba un nuevo
paseo al día siguiente, el Cristo Redentor.
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