Al día siguiente
nos levantamos temprano ya que teníamos que ir
al famoso Cristo Redentor o Cristo del Corcovado. Lo que les recomiendo es que
compren sus entradas previamente, y de la página oficial http://www.parquedatijuca.com.br/corcovado/
ahí podrán ver los precios y hacer la conversión a su moneda de origen. Por este medio pueden elegir a la hora que
quieren ir y además tienen transporte (ida y vuelta) oficial sin cargo
adicional del mismo Parque Nacional Tijuca.
Eso si les piden que vayan a la Praça do Lido a tomar el
transporte. Llegar ahí es bastante fácil sobre todo si se están quedando cerca
de Copacabana. La Plaza de Lido está en el Posto 2 de Copacabana, tienen que
tomar cualquier transporte que vaya por la costanera (avenida Atlántica) o por
la avenida Nossa Sra de Copacabana. Cuando
llegamos tuvimos que esperar a que llegaran las cajeras para poder validar
nuestras entradas compradas por internet, pero los autos ya estaban ahí, así que
esperamos… esperamos… y esperamos hasta que llegaron las cajeras y pudimos
validar y que nos entregaran las entradas. Una vez terminado esto, pudimos
subirnos a la van.
El viaje al Parque Nacional Tijuca es relativamente corto,
pero a pesar de que había averiguado que era enorme, nunca pensé que nos demoraríamos mas de 20
minutos en subir a la entrada al cristo, y luego me entere que para llegar a
cierto sector del parque, eran mas de 40 minutos en auto… yo quería ver la posibilidad
de poder hacer trekking y la verdad, por tiempo se me hizo imposible.
Al ir subiendo el auto va parando en algunos miradores naturales que hay en la carretera y puedes sacar una que otra foto. En varios lugares te muestran afiches con aves, monos, titis, etc y la verdad me defraudo un poco porque no vi NINGUNO, solo algunos paseriformes y palomas… en fin. Al llegar arriba se bajan de la van y llegan a una tienda/museo, les recomiendo que lo dejen al final, pasen por un corredor y luego tienen que tomar otra van que los sube más aun, y ahí recién llegan a una gran escalera y pueden subir al cristo.
La estatua del Cristo Corcovado se encuentra a 710 metros
sobre el nivel del mar, esta en la cima del Cerro Corcovado en el Parque
Nacional Tijuca. Esta estatua tiene mas de 30 metros y 9 o 8, no recuerdo bien,
son del pedestal. Adentro del pedestal hay una pequeña capilla, que en teoría no
se pueden sacar fotos, pero todo el mundo lo hace. Además tiene un pequeño
mirador, digo pequeño, ya que por la cantidad de gente que llega se hace
bastante chico, y no falta el guatón cualiao abusador que se pone al frente
tuyo y le dices que se corra y no lo hace y te jode todas las fotos. Bueno la
gente desubicada no falta…
Es igual un poco frustrante que nadie respete, todos tenemos
derecho a sacarnos una foto, pero hay gente que le interesa el beneficio propio
y no está ni ahí con el resto.
Como
en todo orden de cosas…
Al bajar nuevamente a la tienda / museo, pudimos ver artesanías,
adornos y varios tipos de cosas que puedes comprar (a un precio bien elevado)
lo bueno que es que este antiguo hotel, ahora convertido en museo te muestra la
historia de Rio de Janeiro, desde la conquista portuguesa, su pasado cafetero,
como la destrucción de la selva hizo que la ciudad quedara casi sin agua y como
gracias a eso se pudo conservar y expropiar grandes haciendas cafeteras para
poder reforestar la selva, crear parques educativos y de esa forma hacer que el
agua volviera a la ciudad. La llegada de la familia real de Portugal escapando
de las conquistas napoleónicas y por último la historia actual de la ciudad.
yo po |
El Parque Lage no es solo conocido porque
ahí se grabó un vídeo clip de Snoop Dogg y Pharrell Williams (cosa que me enteré por el
comentario en Instagram de una compañera de la universidad). Este hermoso lugar
también pertenece al Parque Nacional Tijuca (al igual que el Jardín Botánico), además
de su exuberante verde, posee una mansión al estilo romano. En 1920, el
empresario cafetero, Henrique
Lage adquiere el parque y para enamorar más a su esposa, la
cantante lírica italiana Gabriela
Besanzoni, manda construir en el interior, una réplica exacta de un
Palacio Romano y reformula el diseño paisajístico de los jardines. El palacio
se convirtió en la residencia de la pareja, y en él se realizaron fiestas y
presentaciones artísticas. El parque posee alrededor de 52 hectáreas para
perderse, otra vez, por cosas que leí, decía que te podías encontrar con monos
y tucanes… no vi ninguno.
Este parque se puede considerar el
hermano pequeño del Jardín Botánico, de hecho están separados por solo unas
cuadras, y adivinen, nuevamente nos demoramos un kilo en llegar a este lugar
por el famoso taco o congestión vehicular que les mencione en la entrada
anterior. Llegamos en la tarde, lo suficiente como para ver el parque con luz
solar, sacarnos fotos en la gran escalinata que hay en la entrada del palacio y
además tomarnos un trago en la cafetería que hay en el interior. Luego del
trago (que estaba bien fuerte) nos decidimos a pasear por una parte de sus
jardines, como dije el parque tiene 52 hectareas, obviamente en un parque en
medio de la selva no nos íbamos a pasear casi de noche, pero si recorrimos unos
cuantos metros.
La selva te envuelve, puedes sentir su humedad,
su calor, sus sonidos, es en verdad bien especial poder tener tus sentidos al
mil por ciento y tratar de embriagarte con la atmosfera del lugar.
Pudimos cruzar un camino empedrado
arbolado, cuyos árboles son enormes, llegamos a una laguna, para luego
adentrarnos en una “caverna” que es un pequeño acuario. Lástima que no tenían carteles,
nunca sabré que peces había ahí adentro, pero por lo menos el lugar estaba bien
cuidado (y no olía a orina). Seguimos caminando por el lugar, cruzamos un
sendero y vimos una especie de torre medieval a la cual obviamente nos fuimos a
meter. Detrás de la torre había una especie de puente. De verdad lamente no
poder quedarme mas tarde, pero para serte sincero, igual da algo de miedo estar
ahí en medio de la noche.
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Lei en un blog “se pueden ver y escuchar
aves de toda clase y no es raro encontrarse con ardillas o pequeños monos sagui (o sagüí, de la
familia de los tití o tamarinos), esos simpáticos micos de penachos blancos que
tienen poca vergüenza ante los visitantes y, en el momento menos pensado,
desaparecen en la vegetación. Hay monos capuchino, mapaches, iguanas y coatíes
en la zona pero es casi imposible encontrarlos. Pueden aparecer entre la maleza
víboras que suelen huir de las personas.” Insisto, yo no vi nada ¬¬.
Este lugar fue primeramente un campo de
cultivo de caña de azúcar, luego fue un terreno donde se cultivaba café para
luego, ser comprado por un particular para poder construir su casa y jardines
al estilo europeo y finalmente, expropiado y ser parte del Parque Nacional.
Este parque es uno de los menos visitados
en la semana, ideal para ir a hacer un picnic de día o ir a vivir la experiencia
de escuchar la selva. Lo único malo que le encontré, es que el palacio esta
bien dejado a la mano de Dios, le falta una restauración completa y los
senderos que no tienen señalética alguna.
Terminado nuestro día, y luego de comer
algo rico, nos fuimos a acostar con el corazón llenito de tanto verde carioca.
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